Ahora que ya pasaron las Navidades, voy a contaros algo que hará que perdáis la inocencia: los inspectores de educación son los padres.
En el sistema educativo español, un profesor puede entrar de tutor de un aula sin haber pasado ni 5 minutos de formación con otros maestros o estar de auxiliar en otras aulas. En general (que por suerte siempre hay excepciones) prácticamente no hay auditorías del trabajo del maestro: ni sus compañeros ni equipo directivo mueven ficha si hay algún problema o saben que es mal docente. Nadie ejerce de jefe. Nadie quiere meterse en problemas. Es un sistema de funcionarios. Cada uno va a lo suyo.
Nadie revisa la
evaluación, ni el cuaderno del maestro, ni verifica que la nota final de las
materias no contienen ítems no evaluables, que el aprobado esté bien definido sobre los contenidos mínimos, etc.. Y muchas veces, las familias que en un principio delegan en el
sistema educativo, se dan de bruces con un sistema con bajo nivel profesional y
desconocimiento evaluativo actualizado.
Por ejemplo, en el colegio diagnostican al estudiante de necesidades específicas de apoyo educativo: dislexia; y los padres delegan en sus profesores pensando que saben lo que va a ser mejor para sus hijos. Gran error. Al final, son los padres los que tienen que ponerse al día en leyes educativas para conocer sus derechos y las de sus hijos estudiantes; son los que tienen que verificar que los exámenes tienen el formato correcto según el protocolo que se le aplica a su hijo.
Al final los padres se ven
haciendo una defensa de la educación de su hijo ante los que son los supuestos
profesionales de su educación. Es decir,
los inspectores de educación son los padres.
Reuniones
de tutoría para:
1. “recordarles” a los maestros que el alumno necesita una letra más grande,
más espaciado, sin líneas.
2. Que probando en casa resulta que con la letra opendyslexic lee con mayor fluidez y el estudiante menciona que la ve mejor. ¿Podría usar este tipo de letra en clase?
3. Que dice que se le mueven las letras y habría que ver si tiene el síndrome de Irlen...El maestro pone cara de qué no se de lo
que me estás hablando.
4. Reuniones
en las que se tiene que recordar al maestro que debería evaluarlo oralmente.
5.
Reuniones en las que se le pide que ponga más
videos en el aula virtual, que el estudiante es incapaz de leerse tantos PDFs.
6. De que si lo sientan en primera fila justo delante
de la pizarra digital el brillo de la pantalla agota al hijo, etc.
7. De que al tener un diagnóstico, puede y debe
evaluarlo de forma diferente, teniendo en cuenta su neurodiversidad (que no es
una discapacidad, eh!)
8. De que los exámenes o materiales de aula no están adaptados.
9. Que no te quieren dar copia de los exámenes, que te marean haciéndote pedirlos por registro uno a uno!! (haré una entrada en el blog sobre esto)
10. Etc. Etc., y más estrés y más mal rollo con los colegios.
Son
muchas las familias que me contactan, desesperadas, agotadas de los problemas
que tienen con los colegios y/o profesores de sus hijos disléxicos.
En otros países es normal que en las aulas entren otros compañeros docentes, que el equipo directivo te revise tu trabajo, que los primeros años trabajes de auxiliar, formándote en un aula con un compañero. En España no, tú puedes poner las notas que quieras y usando la evaluación que quieras o incluso sin hacer ninguna evaluación, que mientras no haya una familia que te denuncie a inspección nadie va a revisar tu trabajo.
Ya son tiempos en España de poner un poco de orden en el sector de educación, creando una carrera profesional que consiga que los maestros/profesores se formen desde su inicio, primero como auxiliares y tras años y evaluaciones de competencias profesionales puedan ser tutores de un aula. Y que no se pueda acceder a ciertos puestos sin tener unos cuantos años de docencia a las espaldas y con competencias profesionales adquiridas y evaluadas. Por ejemplo, me parece un despropósito que los orientadores puedan acceder al puesto sin tener años de aula. ¿Cómo van a orientar a sus compañeros si no saben la realidad del aula? ¿Cómo van a hacer bien su trabajo si solo tienen formación teórica?
En fin, si has llegado hasta aquí leyendo, estoy segura que soportas una plus de estrés por tener que hacer de inspector educativo en vez de simplemente padre. Que sepas que fuera de España existe el perfil profesional: dyslexic advocate, o defensor del alumno disléxico, que hace de nexo entre familias y colegios por el bien del estudiante y por la salud mental de la familia.
A fecha de hoy, ya he intervenido como dyslexic advocate en un par de casos y realmente estoy muy satisfecha. Los colegios han reaccionado, han mejorado su atención y profesionalidad, las familias descansan tranquilas y los niños empiezan a ser felices en el colegio.
En futuros post iré dando consejos para hacer un buen dyslexic advocate para vuestros hijos.
¡Hasta pronto, nos leemos!
copyright 2025, Olga Torres Cancela. Todos los derechos reservados.
Gran verdad!! Llevo años siendo inspectora de la educación y luchando por los derechos de mi hijo,pero no te creas que he conseguido mucho.Los maestr@s no están capacitados para enseñar a estos niñ@s,cualquier adaptación que les pidas ya piensan que es curricular y que el niño debiera estar en un curso más bajo.Toca seguir luchando.Gracias por tu trabajo
ResponderEliminarÁnimo!! Poco a poco iremos cambiando el panorama.
EliminarSi no os hacen caso en el colegio, contactad conmigo y nos ponemos a trabajar para hacer un dyslexic advocate real.
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