Desde que mi hijo empezó a dar muestras claras de dificultad (muuuy alta) en la lectura hasta que verbalizó como veía las letras en movimiento y como percibía las zonas de los folios blancos (en 3D, como si no tuvieran fondo, como si fueran nubes) pasaron varios cursos. Hasta 3º de primaria no me dijo nada más allá de que las letras dejaban de moverse si estaba escrito con la fuente Opendyslexic.
Fue un tiempo que me dediqué a formarme, a leer, a consultar, a preguntar,...y veía que nadie me daba la solución ni una explicación coherente. En casa tenía un niño muy inteligente, que llegaba del colegio agotado, derrotado. Machacado practicando y practicando ejercicios que no llevaban a ninguna parte. Varias veces tuve que ir a buscarlo al colegio por tener dolor de cabeza.
Enseguida vi que el camino de la psicología no me iba a dar la solución y con mis años de Ingeniería de Telecomunicaciones comprendí que aquello era más un problema de señales biológicas. Puf, ¡¡¡que asignatura tan bonita fue aquella!!! Me encantó, aprendí muchísimo y no sabía de aquella lo útil que me sería en el futuro. Hoy en día entiendo perfectamente lo que dijo Steven Jobs de que los puntos se alinean mirando hacia el pasado. ¡Qué gran verdad!, dedicadle tiempo a lo que os guste aunque no tenga aplicación alguna en ese momento: en un futuro cobrará sentido.
Tardé dos años en encontrar el síndrome de Irlen en Internet. Leí y comprendí de qué se trataba: alguna frecuencia de toda la luz que nos entra por la vista provoca una interferencia en una zona del cerebro, la de percepción de los textos, provocando que la imagen que se debería de formar en nuestro cerebro de la página a visualizar, puede contener deformaciones o distorsiones. Vamos, lo que les pasaba a las antigua televisiones analógicas cuando se le colaba una señal por el cable coaxial de la antena: lo que salía en pantalla estaba distorsionado, o aparecían cosas que no estaban en la imagen original.
Foto de TopSphere Media en Unsplash
Que mi hijo arrancara a leer me costó solo unos 0,05€. Lo que me costó un plástico verde de encuadernación en la papelería del barrio. Al ponerle encima de su libro de texto un plástico verde empezó a contarme las diferencias de como lo veía con y sin el filtro verde.
No se como no se volvió loco durante esos años de escolarización. Sin el filtro verde veía las letras triplicadas y en movimiento, con halos y borrosas. Tuve que pedirle perdón en mi nombre y en nombre de todos los maestros y profesionales que lo trataron por no haber sabido de esto y no haberle ayudado antes.
Con el tiempo me dijo una frase que me marcó: "mamá, si no llega a ser por ti, yo pensaría que soy tonto. El más tonto de la clase" Le di un abrazo y me quedé para mí la frase "y si no llega a ser por mí, hoy serías un delincuente de 10 años"
Es un misterio que nadie nos hablara de esto en España. Mucho soberbio/a te dice eso de: "sin evidencias científicas bla bla bla", pero vamos a ver, que hay una organización mundial, que hay empresas por todo el mundo que se dedican a hacer filtros de color, que la red de screeners del síndrome es a nivel mundial, que la psicóloga Helen Irlen tiene varios libros y estudios publicados... ¿Evidencias científicas o es que no te da la gana de aprender nada nuevo? Brrrrffff.....
Os recomiendo visitar la web de la Fundación del Síndrome de Irlen y empaparos en toda la información que contiene, porque por raro que os parezca: TENÉIS BASTANTES ALUMNOS EN VUESTROS COLEGIOS con dicho síntoma. Es de lo más normal. Es de lo más habitual. Hay que normalizarlo en el aula y en España.
Desde que empecé con esto, ya he ayudado a muchos niños y algún adulto a encontrar el filtro adecuado. Además, con la colaboración de la optometrista de la óptica Fondevila de la Estrada (la única óptica que he encontrado en Galicia que trabaja las lentes de color), estamos solucionando muchísimos problemas no solo de lectoescritura, pues quien padece el síndrome de Irlen suele padecer dolores de ojos, cabeza e incluso mareos.
Pobres niños, muchas veces hasta que llegan a la batería de pruebas del screening del síndrome no verbalizan cómo ven los textos. La cara de los padres pasa por todas las fases: incredulidad, sorpresa, cabreo con los profesionales, alivio, agradecimiento.
Nota para maestros: además del daltonismo, en el aula podemos tener síndrome de Irlen. Hazte con plásticos de colores y normaliza su uso. Nos hemos olvidado de comentar en las aulas de que los textos no se mueven, de que las partituras no bailan. Ningún niño te va a decir que se mueven las letras porque nunca las ha visto quietas y no sabe como vemos los demás.
Nota para padres/tutores: además de revisiones oculares y optométricas, hay que revisar la percepción visual. Si tenéis dudas, contactad con un screener para que le pase la batería de pruebas. Dura una o dos horas y con esta prueba se consigue saber el tipo de distorsiones, la intensidad, las sensaciones de malestar físico (si es que el cribado da positivo). Además el screener os guiará en la búsqueda del color y tono que elimine o reduzca las distorsiones. Podéis contactar conmigo a través del formulario que tenéis en el menú lateral del blog.
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